Mi cowboy de fuego
¿Alguna vez te ha encontrado con un desconocido que te haga hervir la sangre y desees entregarle todo, incluso tu virginidad?
Yo soy Diego y esta es mi confesión...
Narra Diego
Me llamo Diego Medina, soy un chico de 17 años que está por terminar la preparatoria... soy muy bien parecido, de tez blanca, rubio y ojos verdes... sueño con ser modelo porque me encanta la moda... ahhhh y soy gay... aunque mis padres aún no lo saben...
Aún no salgo del clóset... en mi escuela sólo pocos amigos saben de mi orientación sexual, dos amigas y otro amigo gay... hay un chico de la prepa que me encanta, pero es hetero... es una lástima porque últimamente me he sentido deseoso de perder mi virginidad y experimentar lo que es el sexo...
Sí, aún continúo siendo virgen y es que aunque he salido con varios chicos, ninguno me ha cautivado lo suficiente como para entregarme... no sé exactamente el tipo de hombre que busco, pero creo que cuando lo encuentre voy a perder totalmente la cabeza por él...
En fin, mi familia es dueña de un rancho, al cual detesto ir de vacaciones... mis padres y hermanos se molestaban conmigo cada periodo vacacional, ya que me ponía de mal humor ir a pasar mis días libres en un ambiente lleno de vacas, olor a estiércol, mosquitos y lo que menos soportaba....el interminable canto nocturno de los grillos.
El pueblo donde se ubica el rancho familiar está a 5 horas de la ciudad donde vivo y para llegar hasta nuestra propiedad hay que viajar una hora más de ese pueblo y para colmo, por un camino de terracería. Mientras mis hermanos se desesperaban por viajar a ese lugar, para mí era una pesadilla. Siempre quería quedarme solo en casa, pues fantaseaba con hacer fiestas donde pudiera conocer a algún chico lindo...
Pues bien, mi rutinaria vida entre el colegio y mi casa terminaría cuando por mis bajas calificaciones fui dado de baja a sólo un mes de concluir el semestre... obviamente repetiría, pero tendría que esperar tres meses...
Mi padre se puso como un energúmeno cuando supo que me habían expulsado y yo en plan altanero le dije que no me gustaba la escuela porque quería ser modelo...
Furioso, papá me dio una bofetada y dijo: déjate de mariconadas... tú lo que necesitas es volverte un hombre y en esta casa con los mimos de tu madre nunca lo serás... pero ya tengo la solución...
Llorando por el golpe dije: ¿qué solución?
Padre: ni creas que te quedaras holgazaneando todos estos meses... mañana mismo te vas al rancho para que vivas y sepas lo difícil que es estar en un ambiente sin todas las comodidades que tienes aquí...
Yo grité: no puedes hacerme eso... odio ir al rancho...
Padre: pues precisamente ese será tu castigo... haz tu maleta porque mañana mismo te vas para allá...
Lloré toda la noche suplicándole a mi mamá para que convenciera a papá de levantarme el castigo, pero no pudo hacer nada y yo al ser aún menor de edad y no contar más que con el dinero de mi padre no me quedó más que obedecer y al día siguiente partí en un camión rumbo al rancho...
Después de varias infernales horas de camino por fin llegué al rancho, el cual sólo era habitado por Altagracia, la vieja sirvienta de toda la vida, su marido Melesio, el viejo capataz y dos sirvientas más, Clara, una mujer muy seria y Nata, una joven muchacha bastante alegre y metiche... Mi padre ya había hablado con Altagracia y Melesio para que cuidaran de mí los tres meses que pasaría en este infierno...
La primera noche lloré en la soledad de mi cuarto, pues lo único que tenía era televisión y un viejo radio... en el lugar no había internet y mi celular ni siquiera agarraba señal... estaba desesperado y sentía que moriría de aburrimiento sin que nadie se diera cuenta de mi fallecimiento...
Busqué entre mis archivos guardados en el cel y encontré un video porno gay... viendo como un macho semental penetraba a un joven más o menos de mi complexión, llevé mi mano hasta mi pene y comencé a masajearlo fantaseando que era a mí a quien follaban...
...estaba por eyacular cuando algo llamó mi atención... era la voz de un hombre que cantaba... me levanté rápidamente y desde la ventana de mi cuarto vi que bajo un árbol lejano varios trabajadores del rancho estaban reunidos ante una fogata... hombres y mujeres disfrutaban del canto de aquel hombre que únicamente acompañaba su voz con una guitarra...
Apenas si distinguía a las personas, por lo que no podía apreciar al hombre que cantaba... imaginé que era uno de los peones y cerré mi ventana... no me interesaba escuchar el canto de un mugroso peón... supuse que de esa manera se entretenían en ese lugar tan rudimentario... yo anhelaba regresar a mi vida cómoda de la ciudad... pero aún faltaba mucho para poder regresar...
Al día siguiente mientras desayunaba le pregunté a Altagracia quién era la persona que cantaba la noche anterior...
Altagracia: el que cantaba era Nacho...
Diego: ¿Nacho? ¿quién es Nacho?
Altagracia: es un trabajador de acá... se encarga del cuidado de los caballos y de otras actividades... es muy bueno en lo que hace y aparte le gusta cantar... lo hace muy bien ¿verdad?
Diego: pues no recuerdo a ningún Nacho cuando he venido en las vacaciones...
Altagracia: ah pues es que la última vez que vino fue hace tres años... Nacho tiene apenas año y medio trabajando aquí... joven, si quiere puedo decirle a Nacho para que le enseñe a montar...
Diego: claro que no... a mí no me interesa nada relacionado con caballos...
Altagracia: pos yo pensé que era buena idea pa' que no se aburra aquí...
Levantándome del comedor y hablando con altivez dije: gracias, pero yo mismo buscaré qué hacer para no aburrirme...
Salí del rancho caminando hacia las caballerizas y deseando tener una máquina del tiempo para adelantar tres meses y regresar a mi casa en la ciudad...
Iba tan hundido en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta que un caballo se aproximaba...
Sólo escuché una voz masculina que dijo: aguas que mi semental va pasando...
Reaccioné y al ver al caballo acercándose mientras galopaba, me arrojé a un montón de paja que estaba cerca... segundos después del susto le grité al jinete que montaba al equino...
Diego: animal... por poco me atropellas con esa bestia...
El jinete respondió con voz firme: son más bestias los que no se fijan por dónde caminan...
La altanería del jinete me llenó de rabia y alcé mi vista para ver quién se atrevía a contestarme de esa manera...
Mi mirada se posó sobre aquel hombre y quedé impactado por lo que veía... el jinete era un guapísimo hombre de piel bronceada, cabello negro, musculoso, barba cerrada, rasgos muy varoniles... era todo un un hermoso ejemplar masculino en versión vaquera... quedé boquiabierto sin saber qué responder...
El jinete sonrió al verme y sin decir nada más se alejó galopando...
Regresé rápidamente a la casa y en la cocina me encontré con Nata a quien le pregunté sobre el hombre que acababa de ver... luego de darle la descripción, ella me dijo...
Nata: es Nacho...
Diego: ¿Nacho? ¿el mismo que canta?
Nata: ándale, ese mismo... ¿por qué quiere saber su nombre?
Diego: ah, por nada... es sólo que lo vi y como no lo conocía...
Nata: es que tiene poco más de un año aquí, pero en poco tiempo ha dado mucho de qué hablar...
Ya sabía que Nata era una lengua larga y nada más bastaba preguntarle algo para que contará todo...
Diego: ¿por qué lo dices?
Nata: ay, pues porque es un mujeriego y parrandero de lo peor... como está bien guapote, no hay ninguna que se le resista y pues él se aprovecha... en el pueblo lo apodan "el semental", pues ya se imaginará por qué... el caso es que pese a todo es muy cumplido en su trabajo y ama a los caballos, habla con ellos y los trata como sus amigos... a mí la verdad se me hace muy raro, pero pues don Melesio le tiene buena ley y lo estima...
Con todo lo que la sirvienta me había contado, mis deseos por conocer más a Nacho incrementaron... así que le apodaban "el semental", no pude evitar ponerme rojo al pensar en el porqué lo llamaban así...
Poco después, salí a recorrer el rancho sin dejar de pensar en Nacho y como si pareciera que la suerte estuviera a mi favor me encontré con él, quien bajaba de una de las camionetas...
Yo lo miré a los ojos y acercándome con altivez dije: buenas tardes Nacho...
Él plantándose con seguridad me contestó: buenas don Diego...
Sabía mi nombre, Nacho sabía mi nombre, por lo que supuse que también sabía quién era... entonces por qué me trató así...
Nacho: mire si viene a correrme por lo que pasó hace rato, hágalo de una vez...
Diego: ¿crees que te voy a correr?
Nacho: tiene el poder para hacerlo... es el hijo del dueño de este rancho... pero aunque sea el dueño no tiene derecho a maltratar a los animales... los caballos son seres vivos y al igual que nosotros, sienten... me dio mucha rabia lo que dijo de mi caballo y por eso le contesté como lo hice...
Quedé sorprendido por lo que Nacho me decía... él había sido grosero conmigo por defender a sus animales...
Con una sonrisa en los labios, dije: por supuesto que no te voy a correr... todo lo contrario, vengo a disculparme contigo... tienes razón en decir que no tengo derecho a maltratar a los animales... me da gusto que alguien como tú se encargue de ellos...
Acercándome a él, extendí mi mano: mucho gusto Nacho, soy Diego y no me trates de usted, me haces sentir viejo y apenas voy a cumplir los 18 años...
El cowboy extendió su mano y apretó fuertemente la mía... al sentir el contacto con él, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo... mis ojos se clavaron en los de Nacho y yo ya lo había decidido, por fin había encontrado al hombre que buscaba para entregarme a él y perder mi virginidad...
De inmediato, puse mi plan en marcha... decidí hacerme amigo de Nacho, pero había un problema... aunque él tenía 25 años y no era mucho mayor que yo, casi no teníamos tema de conversación... ¿de qué podíamos hablar un chico de ciudad y uno que toda su vida ha vivido en un pueblo?
Lo único de lo que podíamos hablar era de su mayor afición, los caballos...
Una tarde me acerqué a Nacho, quien sentado en una barda observaba a su caballo que rondaba a una de las yeguas y me contó algo interesante...
Nacho: sabes, ahora estamos en época de monta...
Diego: ¿época de monta? ¿qué es eso?
Nacho: es cuando las yeguas entran en celo... ellas empiezan a secretar hormonas mediante su orina para atraer a los sementales... cuando los machos las perciben comienzan a rondarlas como ahora lo hace mi caballo... seguramente en un rato terminara montando a esa yegua para dejarla preñada...
Diego: n-no sabía nada de lo que me dices...
Nacho: a mí me gusta ver cómo los caballos cortejan a sus yeguas... es un poco parecido a lo que ocurre con nosotros... las yeguas también se muestran dispuestas cuando gustan del semental... se mueven seduciendo a su macho hasta que terminan clavadas por él...
Las palabras de Nacho provocaron que mis mejillas se pusieran rojas como un tomate y es que la franqueza con la que hablaba me hizo evocar imágenes muy eróticas...
Nacho se dio cuenta y me dijo: te pusiste rojo, ¿por qué?... ¿acaso nunca has estado con una mujer?
Mirándolo a los ojos, le respondí: no... no he estado con ninguna mujer... ni tampoco con ningún hombre...
Nacho me quedó viendo sin decir nada y poco después se bajó de la cerca en la que estaba sentado y se fue...
Yo me quedé viendo al caballo que rondaba la yegua y pude observar que tal como Nacho decía, el semental cortejaba a la hembra hasta que esta se rindió al macho dejándose penetrar...
Mis ojos se abrieron al ver aquel espectáculo de la naturaleza... veía cómo el semental montaba a la yegua para dejarla preñada...
Más tarde, me bañaba con agua fría, pues el calor en aquel pueblo era bastante intenso...
Mientras el agua tocaba mi piel, imaginaba que yo era la yegua que acaba de ser montada mientras el semental era Nacho...
Agitaba con fuerza mi miembro imaginando que Nacho me tocaba y me acariciaba... que me besaba con sus labios sensuales mientras su barba raspaba mi piel... quería ser suyo, deseaba que Nacho me desvirgara y también me dejara preñado como a las yeguas...
Mi calor calentaba el agua que caía y después de unos minutos llegué al clímax eyaculando y manchando la pared del baño con mi semen...
Resoplaba luego de la excitación del momento y saliendo del baño me miré al espejo... contemplaba mi delgado y estilizado cuerpo, sobre todo mis nalgas redondas y bien formadas... deseaba que Nacho me viera así para seducirlo y provocar que él masajeara mi trasero y se desfogara conmigo...
Los días siguieron pasando y yo cada vez podía disimular menos lo que Nacho me atraía... era tan guapo y viril... más de una vez lo veía sin camisa, cuando manejaba el tractor...
...o cuando cortaba leña de algunos árboles...
...lo veía acariciando los caballos y deseaba que así me acariciara a mí...
...estaba totalmente embobado por él, era juguetón y gentil con los animales aunque tosco y brusco como un macho de campo...
...pero además de su galanura me atraía su personalidad y sus sueños...
Le pregunté: ¿dónde aprendiste a cantar y a tocar la guitarra?
Nacho: mi abuelo me enseñó... él fue músico y me dejó esta guitarra...
Diego: pues está muy bien conservada... no se ve vieja...
Nacho: eso es porque la cuido mucho... esta guitarra es como mi mujer, la acaricio con suavidad para sacarle los más bellos sonidos... así es como se debe tratar una hembra ¿no crees?
Diego: pues... yo creo que a algunas hembras les gusta ser tratadas no tan suavemente... les gusta sentirse que están con un verdadero macho, con un semental...
Nacho me miraba fijamente mientras yo hablaba... de pronto se puso de pie y dijo: ahhh, ya me dio un buen de calor... me voy a refrescar...
Diego: ¿te vas a bañar a tu cuarto?
Nacho: me voy a bañar, pero al manantial que está aquí cerca... ¿quieres venir?
Yo únicamente asentí y poco después Nacho y yo estábamos frente al manantial...
Nacho dijo: nada mejor para quitarse el calor que nadar...
Diego: pero... es que... yo no sé nadar...
Él me contestó: pues aprende...
Nacho se quitó la ropa y quedó en calzoncillos. Un bóxer negro ajustado dejaba ver su musculoso cuerpo formado a puro trabajo rudo...
Se subió a una de las rocas y se dejó caer al agua. Me quedé parado a la orilla embobado por ver a Nacho semidesnudo. Sentía que en lugar de sangre, una especie de fuego recorría todo mi cuerpo.
Sumergido en el manantial, Nacho me gritó: ándale, súbete a la piedra y tírate... ¡no pasa nada, piérdele el miedo al agua¡
Tomando un respiro, decidí obedecer, pero antes me quité la camisa y pantalón que llevaba puestos quedando únicamente en un bóxer de color blanco... al despojarme de las prendas lo hice de la manera más sensual posible notando cómo Nacho me observaba fijamente...
Después me subí a la roca y cerré mis ojos para no ver la altura de casi 5 metros de donde me iba a aventar. Por fin lo hice y caí con tanta fuerza que manoteaba para salir a la superficie.
Con muchos esfuerzos lo logré, aunque la profundidad no era mucha, por el esfuerzo y el agua que tragué salí a la superficie del agua tosiendo como viejito con enfisema.
Nacho se reía burlándose de mí y luego dijo: mira, nadar es muy fácil...
Él se deslizaba en el agua braceando de un lado a otro...
Yo trataba de imitar sus movimientos pero no podía... me hundía al no coordinar los movimientos de las piernas y los brazos.
Y entonces, Nacho se acercó a mí, me tomó de la cintura y me dijo: bracea al mismo tiempo que mueves las piernas, yo te detengo...
Cuando nadaba abrazado a él, o trataba de nadar, más bien dicho, no podía evitar mirarlo. Me quedaba viendo su torso, su cara y era imposible no mirar su entrepierna, que cuando se ponía de pie para darse vuelta, el agua transparente dejaba ver ese delicioso bulto. Lógicamente, Nacho empezó a darse cuenta, o quizás ya lo había notado en días anteriores, que sentía deseo por él, pero aquel día semidesnudos bajo el agua era más que evidente.
Percibí que aquello lo halagaba, pues él sabía perfectamente que su físico le parecería encantador y sensual a cualquier mujer...o a cualquier hombre como yo.
Al seguir nadando, sus tocamientos eran más atrevidos al rozar mis nalgas o mis piernas y como yo le daba a entender que aquello no me molestaba sino que me agradaba, lo fue haciendo con más confianza.
Salimos a la orilla y yo sentía una excitación que no podía con ella... de repente y sin ningún pudor, Nacho se quitó frente a mí los calzoncillos remojados para exprimirlos y mientras lo hacía me quedé contemplando un hermoso pene que colgaba de una pelvis peluda y remojada.
Aún sacudiendo sus calzoncillos, me preguntó si yo me iba a poner los pantalones sobre mi bóxer remojado... no le contesté nada y armado de valor, mirándolo de pies a cabeza y con un impulso que no me importaron las consecuencias de lo que iba a pronunciar, le dije: ¡¡ESTÁS BIEN BUENO NACHO¡¡
Él se quedó mirándome fijamente y me preguntó: ¿cómo dices?
Su mirada desconcertada, me hizo volver a la realidad y entendí que había sido demasiado directo y atrevido por lo que intenté rectificar mi error...
Diego: este... quise decir que tienes muy buen cuerpo... estás muy trabajado... yo quisiera tenerlo así...
Él se acercó a mí y viéndome a los ojos dijo: tú también tienes un muy buen cuerpo... cualquier mujer que quisieras caería a tus pies...
Diego: es que yo no quiero a ninguna mujer... yo quiero...
Y cuando estaba por confesar lo que sentía, el aullido de un animal nos interrumpió... Nacho corrió a buscar de dónde provenía el quejido y se encontró con un perro que estaba herido de la pata y sangraba...
De inmediato, Nacho cargó al can y me dijo: tenemos que ayudarlo... vamos al rancho para que lo cure...
Mi corazón dio un vuelco al conocer los buenos sentimientos de mi guapo cowboy...
Poco después, el perro ya estaba vendado de la pata y lamía la cara de Nacho agradeciéndole por haberlo ayudado...
...yo me acerqué y también acaricié al perro, que también me demostró afecto...
Nacho: parece que le caíste bien... te agradece por haberlo ayudado...
Diego: pero yo no hice nada... fuiste tú quien hizo todo...
Nacho: pero para él ya eres su amigo... ellos así son, te demuestran su afecto sin hipocresías ni intereses, ojalá nosotros también fuéramos así... poder ser como queremos ser...
Diego: pero tú ya eres lo que quieres... vives al lado de los animales que tanto te gustan...
Nacho: es verdad que amo a los animales, pero aún no soy lo que quiero ser...
Diego: y qué quieres ser...
Nacho sonrió y contestó: me gustaría ser cantante profesional... viajar a la ciudad y ser un cantante...
Yo me quedé viéndolo fijamente y él dijo: debes pensar que estoy loco, ¿verdad?
Diego: por supuesto que no... creo que si te esfuerzas puedes cumplir tu sueño...
Nacho: mmm, mejor olvídate de lo que dije... no sé por qué lo hice... nunca le he dicho esto a nadie... no entiendo por qué te lo dije a ti...
Rompiendo la distancia que nos separaba, puse mi mano en el hombro de Nacho y dije: gracias por confiar en mí...
Esa noche apenas si pude dormir, no dejaba de pensar en Nacho... hace sólo unos días que lo conocía y me tenía completamente embrujado... deseaba ser suyo, deseaba ser como uno de esos animales a los que él acariciaba... pensaba en la fama de mujeriego que tenía... me llenaba de celos al pensar en las mujeres que disfrutaban de sus caricias y sus besos... temía que quizás Nacho fuera completamente hetero y nunca se fijara en mí... yo tenía que comprobar que Nacho podía gustar de mí, pero ¿cómo? ¿cómo podría comprobarlo?
Y el día llegó... era domingo y Melesio con su mujer se fueron a la iglesia... Clara y Nata tuvieron su día libre, por lo que me quedé solo en la casa... estaba aburrido sentado en la sala cuando a lo lejos vi que Nacho se acercaba por lo que una idea vino a mi mente...
En la sala había una ventana grande que daba al jardín con un cristal semipolarizado, de esos que pareciera que no te ven, pero sí te ven... me senté en el sillón frente a un espejo que reflejaba la ventana y cuando vi que Nacho estaba parado comencé con un show que nunca olvidaría...
Fingiendo que no me daba cuenta de su presencia, me quité la camisa de la manera más sensual posible para después bajarme el short que tenía seguido de los calzoncillos...
Yo seguí fingiendo que no notaba su presencia y llevé mi mano derecha hasta mi miembro... comencé a agitarlo para masturbarme y aunque nunca gimo cuando me doy autoplacer, esta vez emitía sonidos sensuales para tratar de excitar al macho que me observaba...
De pronto vi que Nacho comenzó a acariciarse su bulto...
...lo había logrado... Nacho estaba excitado al verme masturbarme... ya no tenía dudas, Nacho debía ser bisexual... sí tenía una oportunidad con él...
El pensar en esa posibilidad me hizo acariciarme con más excitación... agitaba mi miembro con fuerza al tiempo que veía que Nacho se sobaba su verga a través del pantalón de mezclilla que llevaba...
Imaginaba que en esos momentos, Nacho deseaba penetrarme como un semental a su yegua y sin aguantar mucho, terminé por correrme en mi mano...
La excitación del momento me hizo cerrar los ojos y cuando los abrí, Nacho ya no estaba en el ventanal, se había ido... sonreí al pensar que quizás en esos instantes él también se estaba masturbando pensando en mí...
El calor de mi cuerpo ya no me permitía pensar con claridad... sólo deseaba una cosa, ser la hembra de Nacho y lo lograría a como diera lugar...
Esa misma tarde, entré a las caballerizas y me encontré a Nacho solo. Los trabajadores del rancho comían en esos momentos y yo había salido con el pretexto de ver a una de las yeguas que estaban preñadas.
Nacho estaba cepillando a uno de los sementales cuando me vio. Me recorrió de arriba a abajo... supuse que él debía estar evocando mi cuerpo desnudo en el momento que me masturbaba...
Caminé silenciosamente y me acerque a la yegua mientras él no dejaba de cepillar al semental... yo estaba tan nervioso que ni siquiera noté cuando él se acercó y se puso detrás de mí, hasta que ya tenía su boca en mi oído...
Con voz baja, me dijo: veo que ya te gustan los caballos ¿verdad?
Diego: sí... son animales fascinantes... muy grandes y... poderosos...
Todo eso lo dije sin voltearme, solo encogiéndome un poco al sentir su aliento...
Nacho: ¿Poderosos?... Sí, tienes razón, sólo un animal poderoso podría montar bien a una yegua como esa... porque una buena yegua necesita ser dominada, ¿no lo crees, precioso?
Cuando dijo eso sentí como el aire escapaba de mis pulmones, no sabía qué contestar, estaba temblando de los nervios... lo que tanto deseaba estaba por volverse realidad...
Diego: s-sí, sí claro... i-imagino que se necesita fuerza ¿verdad?
Y como si quisiera ejemplificarlo, Nacho puso sus manos en mi cadera y la sostuvo firmemente mientras continuó hablando: necesita enfilarse bien detrás de ella...
Él se acercó unos pasos más a mi espalda, enseguida sentí su pecho recargado y algo duro rozarse en mis nalgas... Nacho seguía hablando suavemente a mi oído...
Nacho: para después de una estocada montarla y llegar lo más profundo que pueda con su verga...
Al decir esa última palabra, sentí un empuje de su cadera contra mi culo... yo seguía sin moverme pero había cerrado los ojos...
Nacho: bueno, eso depende, pero... lo más importante es que esté dispuesta. La hembra debe saber cuál es su lugar, estar preparada para que el macho la monte cuando quiera y donde quiera...
El aliento de Nacho era caliente, y poco a poco su agarre en mis caderas fue ascendiendo a mi cintura, yo no pude evitar soltar un gemido bajito, casi de dolor...
Nacho: y dime precioso, últimamente he notado que te la pasas fuera de la casa, ¿se te perdió algo por aquí? ¿buscas... algo?... dime lo que quieres hermoso... tal vez yo puedo ayudarte a...conseguirlo...
Su agarre seguía siendo firme, y yo no sabía qué contestar, sabía que si no le decía nada en ese momento, la ocasión tal vez no se diera otra vez y yo no estaba dispuesto a esperar más... así que tomando valor de no sé dónde, me giré lentamente y lo miré con la cabeza inclinada y apenas subiendo la mirada un poco, una pose por demás sumisa...
El labio me temblaba cuando le dije con la voz baja y lo más tranquila que pude lograr ante mi ansiedad: yo... yo... quiero... quiero saber qué se siente...
Ante mi declaración, Nacho sonrió y quiso hacerlo aún más difícil para mí, cosa que con el tiempo aprendí, sólo lo excitaba más...
Nacho: ¿qué se siente qué precioso?... dímelo claramente...
Diego: quiero... quiero saber qué sienten las yeguas cuando... cuando son montadas...
No era posible que estuviera más rojo de la vergüenza, mi cara se sentía caliente de la pena que estaba pasando.
Diego: quiero un semental que me domine... por... por favor yo quiero...
Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos sin poder evitarlo.
Nacho: sssssh, tranquilo precioso, debes aprender a pedirle a tu macho las cosas, sino no será posible que las obtengas ¿entiendes?
Todo lo dijo pasando una mano por mi rostro, acariciando mis mejillas, de una manera dulce...
Nacho: cuando te pregunte algo, debes contestar "Sí papito", ¿has entendido?
Diego: s-sí, sí pa-pa-papito...
Yo estaba casi en shock, no podía creer que ese macho tan viril estuviera a punto de mostrarme lo que yo tanto quería...
Nacho: ese es mi niño...muy bien, ahora voy a hacerte unas preguntas y quiero que las respondas sinceramente... ¿has estado con alguien antes, hermoso?
Diego: no, no papito...
Nacho: bien... ¿te has explorado tú solo? ¿alguna vez te has metido algo en ese culito?
Diego: n-no papito, una vez lo intenté pero me dolía mucho, lo intenté con un consolador...
Nacho: mmmm, eso quiere decir que debes estar bien cerradito... pero no te preocupes ya lo solucionaremos, la primera vez que te coja probablemente te dolerá mucho, pero ya verás cómo lo disfrutas después... dime, ¿eso quieres? ¿quieres que te rompa ese culo hermoso que te cargas? ¿te gustaría que mi pene entre por ese agujero? ¿es lo que ansías?
Diego: s-sí, sí papito...
Nacho: sí ¿qué?
Diego: sí quiero que me cojas...
Y sin previo aviso, Nacho unió sus labios a los míos... sentía su lengua por toda mi boca, había entrado violentamente dándome con sorpresa.
Su barba raspaba mi barbilla ligeramente, y yo sentí que poco a poco mi pene comenzaba a levantarse, de hecho unas gotitas se comenzaban a deslizar desde la punta, era demasiado sentir a un macho, ese macho que tantas veces había visto e imaginado me estaba besando.
Y luego de unos instantes, separó su boca de la mía, pero sin dejar de sostenerme de la cintura...
Nacho: muy bien lindo, muy bien, quiero que me digas lo que quieres que te haga exactamente...
Con la cordura perdida y la excitación fluyendo en toda mi piel, hablé olvidándome de cualquier pudor: quiero que me cojas papi, quiero que azotes mi culito y lo penetres... quiero que me llegues bien profundo, muero por escuchar tus huevos chocando contra mi culo y sentir tu peso sobre mí cuando me tomes como un semental toma a su yegua...
Yo estaba en éxtasis con los ojos cerrados imaginando eso, esa era una de mis tantas fantasías...
Nacho: sabía que te gustaba la verga hermoso, lo noté desde que te vi por primera vez... estás tan apetecible que quiero aprovechar mucho contigo... quiero enseñarte a mamarla y a que te tragues mi leche, pero eso será después, ahora lo importante es abrirte ese culo... voy a dejarte preñado como esta yegua...
Nacho tomó mi camisa y estaba por quitármela cuando la voz de don Melesio nos interrumpió...
Melesio: Nacho, ¿estás por aquí?... necesito pedirte un favor...
En voz baja, Nacho dijo: puta madre... que pinche mala suerte...
Melesio entró a la caballeriza y yo corrí a esconderme detrás de la yegua preñada...
Nacho respondió con voz firme: ¿qué pasa don Melesio? ¿en qué puedo servirle?
Melesio: necesito que me ayudes con unas cosas... ven conmigo...
Nacho: ¿tiene que ser ahora?
Melesio: sí... ¿qué pasa? ¿estás ocupado?
Melesio: pues es más importante lo que necesito... ven conmigo...
Nacho tuvo que obedecer y vi que salió junto a don Melesio... yo me acomodé mi camisa y salí corriendo para irme a mi cuarto...
Todo el resto de la tarde estuve muy nervioso... me sentía avergonzado por lo que había pasado y por lo que había dicho... Nacho sabía mi secreto y yo también sabía que él gustaba de mí... qué debía hacer ahora...
Pensaba que si Melesio no hubiera interrumpido, en estos momentos yo ya estaría desflorado o quizás no... muchas ideas llegaban a mi mente...
Ni siquiera quise bajar a cenar... me quedé en mi cuarto y pensé que al día siguiente hablaría con Nacho...
Estaba por dormirme cuando escuché golpes suaves y rápidos en mi puerta... pensé que se trataba de alguna sirvienta, por lo que abrí y grande fue mi sorpresa al encontrarme con mi sexy cowboy parado frente a mí...
Sentí el olor a alcohol, por lo que pregunté: ¿estás borracho?
Nacho: tuve que echarme unos tragos para agarrar valor...
Diego: valor ¿para qué?
Nacho: para venir acá y montar a mi yegua...
Luego de esas palabras, Nacho se metió al cuarto, cerró la puerta y me besó apasionadamente mientras sus manos recorrían fogosamente todo mi cuerpo...
Dejé que saciara sus instintos al manosearme el culo y restregar su verga contra mis muslos.... después me arrojó a la cama y vi que se quitó la camisa mostrándome nuevamente ese pecho de hombre fuerte que se agitaba por mí...
...vi que se bajó los pantalones y el bóxer para quedar frente a mí una enorme verga, gruesa y larga y con una bolas de gran tamaño, ahora entendía por qué le decían a Nacho “el semental”… no sólo era por buen amante sino porque su hombría se parecía a la de un caballo en brama…
Rápidamente me quité la ropa quedando totalmente desnudo ante mi macho... deseaba ser tal como él me dijo, una yegua dispuesta a ser montada...
Nacho: pero mírate, si eres toda una hembra en celo, no pudiste esperar a que yo te quitara los trapos ¿verdad?
Y acercándose a mí, me volteó y con violencia me arrojó nuevamente a la cama...
Nacho: papi yo...
Mis palabras se vieron interrumpidas por el dolor... Nacho había soltado un fuerte golpe en una de mis nalgas
Diego: Aaaayyy...
Nacho: esto precioso, te enseñará a hacer las cosas sólo cuando se te ordenen ¿entendiste?
Su mano se estrelló con mi otra nalga...
Diego: s-sí, sí papito, perdóname... Aaaayyy... n-no, no, no volverá a pasar...
Después de una serie de golpes, mi culo ardía y una lágrima comenzaba a escurrir... creí que lo había arruinado todo, sin embargo Nacho se agachó e inesperadamente comenzó a lamer suavemente mis nalgas rojas...
Nacho: ssshh, no llores hermoso, ya irás aprendiendo... mírate, tu culo parece ser dos manzanas rojas, hermosas, grandes y brillantes por mis lamidas, ¿te gusta esto lindura?
Nacho: sí papito, por favor, te lo ruego, sigue, sigue... ¡AAAAAAAAH DIOOOOS!
Nacho metió su lengua en mi agujero, la metió hasta el fondo de una sola arremetida y comenzó a deslizarla dentro y fuera, mi cabeza daba vueltas...
Diego: ¡Por Dios! ¡Por Dios! ¿Qué estás....? Oohhhhh papi... sííííí... qué ricoooooooooo...
Nacho: hoy no habrá preparación lindura, estoy demasiado duro ya, además creo que te gustará más y quiero que sientas durante días en tu culo tu primera perforación...
Diego: sí papito, lo que tú digas, pero por favor necesito sentirte dentro...
Nacho: y lo harás hermoso, recuéstate boca abajo y trata de relajarte, quiero que con tus manos tomes tus nalgas y me muestres ese precioso agujero que llenaré con mi leche...
Yo ya no sabía qué hacía, sólo me tiré y jalé mis nalgas como él me había dicho.
Mi macho se apoyó sobre mí, lo sentí en mi espalda y mientras se apoyaba con una mano al costado de mi cabeza, con la otra enfiló su pene y me dejó sentir la punta que resbalaba con los escupitajos que esparcía por ella...
Nacho: ¿sientes eso hermoso? es la punta de mi verga, está lista para ti, pídemela chiquito, pídeme que te coja...
Diego: por favor papito, te lo ruego, no aguanto, necesito sentirte, necesito...
Y en ese momento empecé a llorar, era una desesperación enorme lo que sentía dentro de mi cuerpo, no pensaba nada, no registraba nada, ni el tiempo, ni el clima, ni nada, sólo tenía una necesidad enorme por sentir mi agujero penetrado...
Nacho: muy bien hermoso, quiero que tomes aire profundamente y cuando te diga lo sueltes ¿entendiste?
Diego: sí papito...
Nacho: bien, toma aire...ahora suéltalo lentamente...
Y en ese momento cuando comencé a soltarlo, Nacho, ese cowboy que tantas veces había visto tan viril, fuerte, lleno de vitalidad, con el que tantas veces me había masturbado, dejó ir su herramienta muy profundo dentro de mí...
Se me fue la voz, ni siquiera pude gritar, sólo sentí un dolor muy profundo y todo se quedó en blanco... hasta que mi macho comenzó a lamerme la oreja y a dar besos por mi nuca... al parecer perdí la conciencia por el dolor un par de minutos...
Nacho: bien chiquito, eres un campeón, vamos... regresa poco a poco hermoso...
Yo comenzaba a reaccionar, y un dolor agudo sentí en mi culo en cuanto percibí un ligero movimiento de su pene...
Nacho: bien hermoso, bien... voy a moverme chiquito, y ya verás cómo poco a poco te acostumbras...
Y así comenzó con las estocadas profundas...
Lloraba profundamente, grandes lagrimones se deslizaban por mi rostro...
Diego: papito... siento, te siento...
Nacho: ¿sientes mi verga hermoso?... siente como se mueve dentro de ti, dentro y fuera nene, perforándote, ¿te gusta?
Diego: síííííííí, sí me gusta papito, me encanta, dame más duro... por favor, más rápido...
Yo gritaba sin temor a ser escuchado, creo que deseaba que todos me oyeran: sí, soy tu yegua y tú eres mi macho.... Diooooooosssssss.... ahhhhhhhhhhhhhh... me encanta... más por favor....
Nacho: sí nene, tu agujero me recibe tan bien, es tan estrecho, y te sientes tan húmedo, tan caliente, estoy dentro tuyo, a partir de ahora te montaré cuando quiera y como quiera, porque eres una yegua que debe estar dispuesta para su semental...
Nacho: siénteme nene, siente mi verga como palpita dentro de tu culo... te voy a preñar chiquito ¿eso es lo que quieres? ¿quieres mi leche dentro tuyo?
Diego: sí papi... por favor, deja tu leche muy dentro de mí, necesito sentirla, oooooooohhhh sííííííí asíííííí... Dioooos me vengo, me vengo, no lo puedo evitar...
Nacho: así hermoso, vente, deja salir tu fuego, para que después sientas cómo me vació dentro de ti...
El éxtasis era brutal, comencé a venirme a borbotones, y a convulsionarme ligeramente...
Mi macho dio fuertes embestidas y de pronto sentí algo caliente inundar mi canal, fue como un disparador para otro orgasmo, así de sencillo, volví a convulsionarme y otra vez todo se volvió blanco... me desmayé...
En mi inconsciencia sólo podía sentir las manos y lengua de Nacho recorrer mi cuerpo, estoy seguro que volvió a hacerme suyo mientras yo estaba desmayado y completamente desflorado...
Cuando volví en mí, seguía tirado en la cama... me encontraba desnudo y lleno de sudor... mi cuerpo dolía mucho, sobre todo mis nalgas y el culo...
De pronto vi que Nacho estaba sentado en un sillón a sólo unos pasos de la cama... estaba sentado con las piernas abiertas como todo un macho desfogado con los jeans puestos y con el torso desnudo...
Nacho: buen día lindura, veo que ya despertaste...
Su mirada estaba cargada de lujuria, y yo comencé a sentir una repentina vergüenza, que logró que él soltara una carcajada...
Nacho: precioso, eso es lo que más me gusta de ti... pero es hora de levantarse, llevas desmayado mucho tiempo... vamos, arriba...
Y sin más me ayudó a incorporarme, sin embargo me temblaban mucho las piernas y empecé a sentir que algo escurría por ellas, cuando intenté ver lo que era, me espanté, era una mezcla rosa, entre blancuzca y roja...
Nacho: tranquilo chiquito, esa es la prueba de que fuiste una buena hembra, es mi leche con algo de sangre por tu virginidad... te desfloré muy bruscamente, pero no te preocupes, la próxima vez tal vez no sea tan rudo...
Todo lo dijo con una sonrisa...
Nacho: claro muñeco... ahora me perteneces y cada vez que lo necesite me voy a desfogar con tu culito... como buen semental voy a mantener preñada a mi yegua...
Al decirlo, Nacho se agarró el pene que se dibujaba por encima de la ropa que ya se había puesto...
Yo me vestí bajo su mirada, me sentía como en un sueño, del cual desperté cuando él me dio una nalgada para besarme apasionadamente una vez más...
Mi vida había cambiado enormemente, perdí mi virginidad siendo follado por un ardiente semental... aún faltaba mucho por terminar mi periodo de castigo en el rancho y este sólo era el inicio de la historia entre Nacho y yo...
Comentarios
Publicar un comentario